Ciudad de México, 7 de diciembre de 2025. Un reciente estudio de la Universidad de Cambridge confirmó que el cerebro humano no evoluciona de manera lineal, sino que transita por cinco fases definidas a lo largo de la vida, con puntos de inflexión precisos a los 9, 32, 66 y 83 años. Estos hallazgos, basados en el análisis de conectividad cerebral de casi 4 mil personas mediante escáneres especializados, ofrecen nuevas pistas sobre el desarrollo, la madurez y el envejecimiento neuronal.
La investigación, publicada en Nature Communications, analizó imágenes cerebrales de personas de entre 0 y 90 años para identificar patrones de reorganización de redes neuronales en diferentes etapas de la vida. Los especialistas señalaron que estos cambios representan verdaderas “reconfiguraciones topológicas” que determinan cómo procesa información el cerebro, cómo se desarrollan capacidades cognitivas y cómo disminuyen con la edad.
De acuerdo con la Universidad de Cambridge, la primera fase comprende desde el nacimiento hasta aproximadamente los 9 años, periodo en el que la arquitectura cerebral avanza hacia configuraciones más complejas y cercanas a la adolescencia. Esta etapa se caracteriza por una rápida expansión de conexiones sinápticas y una mayor plasticidad.
La segunda fase, que se extiende de los 9 a los 32 años, fue descrita como una etapa “adolescente” debido a la intensa reorganización interna del cerebro. Durante este periodo, la conectividad neuronal se redefine, alcanzando su madurez alrededor de los 32 años, justo cuando se registra el pico de sustancia blanca, esencial para la transmisión eficiente de señales nerviosas.
Posteriormente, entre los 32 y los 66 años, el cerebro ingresa a una fase de estabilidad marcada por alta eficiencia en las redes neuronales. Los investigadores destacan que, en estos años, se observan mesetas en habilidades como la inteligencia fluida y ciertos rasgos de personalidad, lo que refleja una etapa de funcionamiento cognitivo equilibrado.
A partir de los 66 años inicia una fase de declive gradual, caracterizada por una reducción progresiva en la conectividad global entre regiones cerebrales. Este deterioro, según las fuentes académicas, se relaciona con cambios propios del envejecimiento y con una mayor vulnerabilidad a trastornos neurodegenerativos.
Finalmente, alrededor de los 83 años surge la quinta fase, en la que el cerebro depende más de conexiones locales y reduce la intercomunicación entre diferentes áreas. Aunque los datos sobre esta etapa son limitados, el estudio advierte que podría tener implicaciones importantes para el entendimiento de la demencia y otros trastornos asociados a la edad avanzada.
La Universidad de Cambridge subrayó que estos resultados podrían contribuir al diseño de nuevas estrategias de prevención y tratamiento en salud mental y envejecimiento cognitivo, aunque reconoció que se requieren más investigaciones para comprender con precisión los mecanismos de la última fase identificada.
