2024: El año en que el fuego arrasó los bosques tropicales del planeta

Los bosques tropicales del mundo vivieron en 2024 su peor año en más de dos décadas, con la pérdida de 6,7 millones de hectáreas, según datos del Laboratorio de Análisis y Descubrimiento Global de Tierras (GLAD) de la Universidad de Maryland, difundidos por la plataforma Global Forest Watch del World Resources Institute. Lo más alarmante: el 71% de esta destrucción ocurrió en América Latina, y por primera vez, los incendios superaron a la tala como principal causa de deforestación.

Brasil encabeza la lista con 2,8 millones de hectáreas desaparecidas, lo que representa el 42% del total global. Aunque el presidente Lula da Silva había logrado reducir la deforestación en 2023, el cambio climático y la falta de prevención de incendios comunitarios revirtieron esos logros. Zonas clave como la Amazonía y El Pantanal fueron duramente golpeadas.

Bolivia, con 1,8 millones de hectáreas arrasadas, duplicó su pérdida respecto a 2023 y se ubicó como el segundo país más afectado. A diferencia de Brasil, la falta de acciones gubernamentales y el impulso a la expansión agropecuaria agravaron la situación. Casi el 12% del territorio boliviano ardió, según cifras oficiales.

Perú perdió más de 190,000 hectáreas, un aumento del 135% en comparación con el año anterior. La quema de tierras para agricultura fue la principal causa. Colombia, por su parte, sufrió más de 100,000 hectáreas perdidas, pero en su caso, la violencia, el fin de las conversaciones de paz, y el avance de la minería ilegal y los cultivos de coca fueron los detonantes.

Nicaragua se convirtió en el país que, proporcionalmente, más bosques primarios perdió en 2024: un 4,7% de su cobertura total. México también figura entre los diez países más afectados.

Las causas no se limitan a la acción humana. 2024 fue el año más caluroso jamás registrado, y el fenómeno climático de El Niño intensificó las sequías extremas en la región, creando condiciones perfectas para incendios masivos. La superficie devastada equivale a la del país de Panamá, con 18 campos de fútbol consumidos por minuto.

Las consecuencias ambientales son devastadoras. Se emitieron 4,1 gigatoneladas de gases de efecto invernadero, cuatro veces más que todas las emisiones de la aviación global en 2023. Además de contribuir al cambio climático, los incendios empeoraron la calidad del aire, pusieron en riesgo los suministros de agua y amenazaron la biodiversidad y los medios de vida de millones de personas.

Mientras tanto, en contraste, países del sudeste asiático como Indonesia lograron reducir su pérdida forestal en un 11%, incluso bajo condiciones climáticas similares. Esto demuestra que, con políticas adecuadas, la destrucción no es inevitable.

«Nuestras economías, comunidades y salud dependen de los bosques«, advirtió Elizabeth Goldman, codirectora de Global Forest Watch. “Sin acción urgente, el ciclo de incendios y destrucción se intensificará peligrosamente”, concluyó.

Author: admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *